Y vivieron felices por siempre
Y así comienzan las historias, todos entramos al matrimonio creyéndonos infalibles, que nosotros sí podemos, que a pesar de las estadísticas, nuestro amor es más fuerte y nuestro amor todo lo puede,que nada ni nadie se va a interponer entre nosotros.
Y algo o alguien se interpone siempre.
Somos seres humanos, ¿sabes?, no somos infalibles ni perfectos. TODOS nos equivocamos. No lo juzgues, no la juzgues, ellos tuvieron sus motivos para irse de la manera en la que se fueron y tu tuviste los tuyos para quedarte. Tanto tu como la otra persona fallaron, ¿sabes por que? porque no viste las señales que siempre te dio, porque le exigiste más de lo que en ese momento podía dar. Porque no supo entender tus momentos más emocionales e inseguridades. Porque no supiste cuidar lo que te daba, porque no supiste valorarte y salirte de eso cuando todavía seguías siendo tu, la misma persona de quien se enamoró. Tu también cambiaste y no, no todo es su culpa. Su culpa es solo la manera en la que actuó que tal vez te lastimó, eso es de esa persona y solo de esa persona.
Todos nos enamoramos de alguien a quien admiramos y siempre es importante este factor en cualquier relación pues qué somos entonces si ya no hay esa chispa que te permite quedarte escuchándolo horas platicar sobre lo que le apasiona, qué somos entonces si no tiene la paciencia de sentarse a escuchar tus metas, tus logros, tus miedos. Y cuando la admiración se pierde se pierde todo con ello pues generalmente también va incluido el respeto y sin respeto no hay nada.
Veo hoy mucha gente quebrantada, que va apagada por la vida o apagando su vida. Ésto es muchísimo más que esas circunstancias que los llevaron a separarse, divorciarse o no soportarse. Creo que estamos enfocando mal nuestros motivos que desde un principio debió haber sido cuidar de nosotros mismos porque cuando nosotros estamos plenos tenemos TODO para dar a pesar de que la otra persona no tenga lo suficiente o se haya quedado a medias.
Y las cosas pasan y pasan por algo. Dicen que cada persona que se atraviesa en nuestro camino es una enseñanza que debimos aprender y era absolutamente necesario que transcurrieran las cosas como transcurrieron para poder entender la lección que la vida quiso darnos al unir nuestro camino al de la otra persona. Si las cosas pueden en algún punto llegar a ser saludables, ambos deciden si se quedan o se van. Si las cosas fueron demasiado dañinas y una de las dos partes no está dispuesta a remediar lo que le toca, ¡corre por tu vida! Que hay más y mejores cosas por aprender en la vida pues esa lección quedó cerrada desde ese momento.
Amo ver a gente derrotada, y no me malinterpretes, amo ver su transformación. Amo ver su coraje por querer seguir viviendo y viviendo FELIZ a pesar de tantas adversidades. Amo ver que se empiezan a querer a sí mismas y amo ver que empiezan a respetarse y a admirarse, a valorar todo lo que tienen por ofrecer y que antes lo dieron por sentado. Amo ver que suben la vara pues saben lo que valen y lo que están dispuestas a entregar si se presenta alguien mejor dispuesto y más preparado emocionalmente.
Siento que este proceso nos libera y nos hace entender que no vinimos a ser complementados por alguien más, sino que llegamos completos desde un inicio y ésto nos permite -a duras penas- llegar a nuestro centro. Nos permite aprender a valorar nuestro espacio y nuestros silencios de igual forma que a valorar a una pareja o algún compañero de vida o de viaje pues sabemos la transformación o el entendimiento que esta persona necesitó para estar emocionalmente dispuesta para tener una relación sana.
Que lindo saber que tenemos todo para estar bien y felices, amo ver sus transformaciones, sigamos transformándonos, mariposas.
Siempre fuiste grande solo que te perdiste a ti misma y hoy que te encontraste de vuelta, admiro tu GRANDEZA.
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